– Ya lo sé -dijo ella, tan sorprendida que casi no podía hablar.
En los ojos de él también se vislumbró un brillo de sorpresa. Vaciló y después se dio la vuelta para irse. Bailey empezó a cerrar la puerta, pero se detuvo porque él también lo hizo antes de descender el primer peldaño. Se giró.
– ¿Quién lo hizo? -preguntó. Bailey podía percibir que odiaba tener que hablar con ella, pero quería saber-. ¿Fue Tamzin?
¿Tamzin? Tamzin era malintencionada y mezquina, pero no tenía la suficiente capacidad organizativa para hacer algo así.
– No, fue el socio de Cam.
– ¿Bret? -Seth se quedó desconcertado-. ¿Estás segura?
– Estamos seguros. Ha confesado -intervino Cam.
– Hijo de puta -murmuró Seth. Una sonrisa sin alegría se dibujó en sus labios-. Supongo que Tamzin y yo nos parecemos más de lo que creía. Ella supuso que lo había hecho yo. Yo creía que lo había hecho ella. -Respiró profundamente-. Mereces oír esto: entré en crisis cuando me di cuenta de que mi hermana automáticamente supuso que yo era un asesino. Me miré a fondo y no me gustó lo que vi. -Se cruzó con la mirada sorprendida de Bailey y soltó una carcajada triste-. He empezado a trabajar en el Grupo Wingate. En el departamento de la correspondencia. Grant quiere ver si puedo aguantar.
Bailey se agarró con fuerza a la puerta. Tuvo que hacerlo, o sus rodillas se le habrían doblado por la conmoción. No sabía qué decir, así que farfulló:
– Voy a entregar la administración del fideicomiso a otra persona, probablemente a un funcionario del banco. -No podía creer que Seth, entre todas las personas posibles… ¿Jim había estado en lo cierto con respecto a Seth, después de todo?
Seth tensó su mandíbula y fulminó a Bailey con la mirada.
– No lo hagas -dijo secamente-. Quiero que continúes haciéndolo tú. Si otro lo hace, no podré odiarlo tanto, y te necesito ahí como motivación. Ese era el plan de papá, ¿verdad? Me lo imaginé. Pensó que odiaría que controlaras mi dinero y que te odiaría tanto que haría lo posible para enderezar mi vida. Tenía razón, el muy maldito. Siempre tenía razón. Probablemente te dijo que valoraras tú, siguiendo tu criterio, cuándo debías devolverme el control, ¿verdad?
Ella no pudo hacer nada más que asentir con la cabeza.
Seth torció la boca.
– Confiaba en ti, y nadie calaba tan bien a las personas como mi padre. Así que voy a confiar en él, voy a confiar en que sabía lo que estaba haciendo. Sigue administrando los fondos para que yo pueda demostrar que no tienes razón. Un día me darás el control, entonces saldrás de mi vida y no tendré que volver a verte.
– Estoy deseando que llegue esa fecha -dijo ella sinceramente.
Seth fijó la vista más allá de ella y Cam, hacia el vestíbulo. Frunció el entrecejo cuando se dio cuenta de los daños, los cristales rotos, las paredes destrozadas.
– ¿Qué demonios ha sucedido aquí?
– Tamzin -gruñó Cam.
– Denunciadla y que la detengan -dijo Seth fríamente, después dio media vuelta y bajó los peldaños, desapareciendo en la oscuridad.
Cam apartó la mano de Bailey de la puerta y la cerró; después la atrajo hacia él.
– Vámonos -dijo, besándola en la boca cuando levantó la vista hacia él-. Ya no tienes nada que hacer aquí. De ahora en adelante vas a vivir conmigo.
Bailey sonrió, pasando las yemas de los dedos sobre los cardenales de su cara. Ya no sentía ninguna angustia con respecto a esa decisión.
– Muy bien -dijo. Se sentía repentinamente tan feliz que le dio la sensación de poder elevarse del suelo-. Vamos. Estoy lista.
Agradecimientos
Mi más profundo agradecimiento a dos hombres que se tomaron la molestia de responder a mis numerosas preguntas: Jim Murphy y el comandante Marc Weintraub, del Cuerpo de Marines de Estados Unidos. Gracias, chicos, por enseñarme a estrellar un avión.
Los errores que pueda haber son míos, ya sea porque he dejado volar mi imaginación o porque no supe hacer las preguntas adecuadas.
Linda Howard
Su nombre real es Linda Howington. Nació en 1958. Comenzó a escribir a los nueve años de edad y vendió su primer libro en 1980. Asistió a una pequeña escuela rural. En cuanto dejó la universidad trabajo en una compañía de transportes que amplió su conocimiento de las personas.
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