– Sí, mi señor -respondió una voz. -Estamos listos para incendiarla.

– Pasadme una antorcha -pidió Wulf. -Empezaremos por aquí.

Cuando le fue entregada la antorcha, prendió fuego al espacio para dormir donde yacía Ragnar. Luego arrojó la antorcha a un lado y, una vez abajo, ordenó a sus hombres que prendieran fuego al resto del edificio.

Salió de la casa en llamas y encontró a Cailin esperándole, montada ya en su yegua. Aurora iba sentada delante de su madre y Nellwyn en el carro, con Royse en brazos. Wulf miró a su esposa y ambos intercambiaron una mirada de silenciosa comprensión. Entonces él miró a sus hijos y sonrió. Aurora y Royse y los hijos que vendrían después eran un futuro prometedor. Ya no tenía nada que temer. Sucediera lo que sucediese, los años venideros se verían colmados con su amor y la esperanza de un nuevo mundo.

Wulf montó su caballo y sonrió a su esposa, y Cailin le sonrió a su vez. Con el apoyo del amor de Wulf, pensó Cailin, podría hacer frente a cualquier obstáculo y vencerlo.

– Te quiero -le dijo con voz suave, y se emocionó cuando él respondió:

– Yo también te quiero, ovejita.

Juntos se alejaron del sombrío pasado y emprendieron el camino hacia un radiante porvenir.

Bertrice Small

Nacida en Manhattan, Bertrice Small ha vivido al este de Long Island durante 31 años, lugar que le encanta. Sagitaria, casada con un piscis, sus grandes pasiones son la familia, sus mascotas, su jardín, su trabajo y la vida en general.