Cuando aparcó el coche delante de la casa familiar, vio que el coche de Vivian estaba delante del garaje. “Genial”, pensó Gracie. Dos por el precio de una.
Levantó la mano para llamar a la puerta y, entonces, se dio cuenta de que ésta estaba abierta. La empujó suavemente y dijo:
– Hola, soy yo-. Nada.
– ¿Mamá? ¿Vivian?
Oyó un ruido procedente de la parte posterior de la casa y se dirigió en aquella dirección. Entonces, oyó voces.
– No me puedo creer que vayas a hacer esto -decía su madre con voz más que enojada-. ¿Qué es lo que te pasa?
– Nada. No sé por qué estás tan disgustada -replicó Vivian.
– Estoy disgustada porque esta boda está costando miles y miles de dólares.
– Yo me voy a pagar mi vestido.
– Un vestido que cuesta más de tres mil dólares. Hasta ahora, tu contribución es de doscientos. Cielo, quiero que seas feliz y que tengas la, boda de tus sueños, pero no puedes cancelarla constantemente,
– Lo sé; pero es que Tom se portó muy mal anoche. Creo que no puedo estar con él.
– Muy bien. Si quieres cancelar la boda, hazlo, pero que esta vez sea para siempre. No pienso seguir así. Tal y como están las cosas me voy a quedar sin cinco mil dólares, y eso es sólo en depósitos. No tengo ese dinero. He tenido que pedir una hipoteca sobre la casa para poder pagarlo. Puedo devolver el resto, pero ¿de dónde voy a sacar esos cinco mil que he perdido? No me importaba cuando era para tu boda, pero no quiero desperdiciar el dinero sólo porque tú no eres capaz de decidirte.
Gracie dio un paso atrás. No quería seguir escuchando. ¿Por qué demonios había tenido su madre que pedir una hipoteca para pagar una boda? Era la locura, especialmente cuando Vivían no parecía estar segura de lo que quería. Por lo que parecía, la boda iba a costar más de veinticinco mil dólares. Prácticamente se podía pagar la universidad una persona con ese dinero.
– ¡Mamá, no! -empezó a gritar Vivían-. Lo siento. Sé que estoy poniendo las cosas muy difíciles. No quiero que tengas que perder el dinero y se que la boda es demasiado cara. Trabajaré más. Lo haré. Iré a hablar con Tom. Lo solucionaremos todo. No anules la boda, por favor.
– Está bien, pero no quiero más tonterias. Hay demasiado en juego.
Gracie se dio la vuelta y, sin hacer ruido, se marchó de la casa. No quería entrometerse en aquella conversación privada entre madre e hija y demás, no estaba de acuerdo con lo que estaban haciendo.
Mientras iba de camino a ver a Jill, no hacía más que recordar la conversación que había estado escuchando. Una vez más se sintió muy triste por estar al margen de todo. La cercanía que una vez había sentido con su madre y sus hermanas había desaparecido para siempre, lo que significaba que estaba completamente sola.
Riley se sorprendió disfrutando de su jornada en el banco. Después de la noche que había pasado con Gracie, le resultaba fácil ignorar las miradas y los susurros de sus empleados. Que hablaran. Él sabía que, al final, terminaría ganando la batalla.
Sin embargo, Zeke no estaba de acuerdo.
– Estamos metidos en un buen lío -dijo-. Tendré las nuevas cifras esta misma tarde, pero no van a ser tan buenas. Todo el mundo te adoraba por estar con Gracie, pero te odiarán con la misma insistencia por haberla tratado mal.
– Eso no es cierto.
– Pues eso parece.
– Mira, mi vida privada…
– Maldita sea, Riley. Si tenías.que desahogarte un poco, podrías haberlo hecho en otro condado.
Riley se levantó antes de que Zeke pudiera terminar la frase. Se inclinó por encima del escritorio y agarró a Zeke por la pechera.
– No hables así de ella -le espetó.
Zeke asintió y se apartó de él. Riley lo soltó. El primero tragó saliva y se arregló la corbata.
Bien… De acuerdo. Necesitamos las cifras -susurró, mirando a Riley con expresión de cautela-. ¿Vas a seguir viéndola?
– Sí.
– Gracie es fantástica. Mi cuñada. Siempre me ha caído muy bien, pero ya sabes que la afirmación de Yardley va a costarte muchos votos. No sabemos cuántos.
– Nos enfrentaremos a ello.
– Claro. Idearé una nueva estrategia. Déjame pensarla un par de días.
En aquel momento, Diane llamó a la puerta.
– Siento interrumpir, pero usted me dijo que le informara en cuanto su padre regresara. Está aquí.
A Riley ni siquiera lo sorprendió.
– Muy bien. Déjame terminar aquí primero.
– Tu padre. Genial. Tal vez podríamos utilizarlo en la campaña -comentó Zeke.
– No.
– Simplemente estoy diciendo que te podría hacer parecer más accesible.
– No.
Zeke abrió la boca y luego la cerró.
– Muy bien. Me pondré en contacto contigo esta tarde. Entonces, ya tendré los resultados de las encuestas y una nueva estrategia.
– Bien.
Zeke recogió sus cosas y se marchó. Segundos más tarde, el padre de Riley entró en el despacho.
– Buenos días, hijo -dijo, alegremente-. ¿Cómo estás?
– Bien -respondió Riley. Vio que su padre llevaba el mismo traje, aunque se había cambiado la camisa por otra igual de raída-. ¿Cuánto quieres? -le preguntó, antes de que su padre pudiera volver a hablar.
– He estado pensando en un par de franquicias que parecen ir muy bien. Algunas de esas tiendas de bocadillos realmente ganan mucho dinero…
– Te he preguntado cuánto quieres -le espetó Riley, interrumpiéndolo antes de que pudiera seguir hablando.
– ¿Qué te parecen unos doscientos mil?
Riley abrió el cajón del escritorio y sacó su chequera. Escribió la cantidad sin pestañear.
– Te lo agradezco mucho, hijo. Tu generosidad significa mucho para mí.
Riley le entregó el cheque.
– La próxima vez, no te molestes en venir. Limítate a enviarme una carta.
Se miraron durante unos instantes y entonces, su padre asintió.
– Si eso es lo que prefieres…
– Sí.
– ¿No quieres saber cómo te he encontrado?
– No.
– Muy bien. Oh, ¿cómo está tu madre? ¿Es feliz?
En aquel momento, Riley sintió deseos de darle un buen puñetazo. Se contuvo.
– Está bien. Gracias por preguntar -contestó, mirando hacia la puerta-. Ahora, tengo una reunión.
– Por supuesto. Gracias por el dinero.
El hombre que había sido su padre durante las primeros diez años de su vida se marchó. Riley tenía la esperanza de no volver a verlo, aunque estaba seguro de que recibiría bastantes cartas pidiéndole más dinero para sueños fallidos.
Cuando volvió a quedarse a solas, apretó el botón del interfono.
– ¿Sí? -dijo Diane.
– Quiero donar el dinero para el ala infantil del hospital -le anunció-. A nombre de mi madre. Se produjo una breve pausa. Riley se imaginó a su imperturbable secretaria completamente boquiabierta.
– Los llamaré inmediatamente.
– Bien.
Riley dio la vuelta en su silla para mirar el retrato su tío. Seguía odiándolo y jamás cedería en sus deseos de venganza. Sin embargo, por primera vez su vida, Riley comprendió lo que habría sentido al ser un hombre que tenía dinero suficiente para resolver los problemas de todo el mundo.
Gracie dio la vuelta al molde con un rápido momento para poder sacar el pastel.
– Impresionante -dijo Pam-. Yo ni siquiera puedo sacar con facilidad las magdalenas de los moldes. Termino utilizando un cuchillo, con lo que siempre tienen los bordes rotos.
– Es sólo práctica -comentó Gracie, mirando con orgullo el pastel.
– ¿Cuántos pisos va a tienen éste? -quiso saber Pam.
– Cinco.
Pam se inclinó sobre la encimera y olió el postre
– No sé lo que les pones en la mezcla, pero tus pasteles siempre huelen estupendamente
– Gracias.
– Y has preparado cientos de flores -dijo Pam, señalando las bandejas de adornos.
– Sí. Ahora viene lo más difícil -comentó, consultando al mismo tiempo el reloj-. ¡Vaya! -exclamó-. Tengo que darme prisa. El padre del novio va a venir a recogerlo dentro de seis horas. Es un fastidio que todo el mundo se case en fin de mana.
En aquel momento, su teléfono móvil empezó a sonar. Inmediatamente el cuerpo se le puso en estado de alerta. Cada vez que sonaba, no hacía más que preguntarse si sería Riley. Tras mirar rápidamente a la pantalla, comprobó que no reconocía el número.
– ¿Sí?
– ¿Gracie Landon?
– Sí.
– Hola, me llamo Neda Jackson. Trabajo como freelance para varias revistas de novias y me han encargado que haga un artículo sobre usted. Quieren que tome fotografías de su trabajo. También haremos una entrevista. Esperan que el artículo cubra un total de seis páginas.
– Yo… Estoy muy emocionada -dijo Gracie casi sin palabras.
– Yo también -replicó Neda-. Sin embargo, no tenemos mucho tiempo. ¿Qué le parece a principios de la semana que viene?
– Genial. Estoy haciendo dos pasteles en estos momentos. ¿Está usted en Los Ángeles?
– Sí.
– Estupendo. Le pondré en contacto con las novias y veré si puede usted hacer las fotos este fin de semana.
– Perfecto.
Neda le dio a Gracie su número de teléfono y confirmó la hora de la reunión. Cuando colgaron, Gracie empezó a gritar de alegría y a dar vueltas por la cocina.
– Deduzco que eran buenas noticias -dijo Pam, riendo.
– Mejor que buenas. En lo que se refiere a mi trayectoria profesional, esto puede ser el empujón definitivo.
Capítulo 15
Aquella tarde cuando regresó a su casa, Gracie aún se sentía flotando. Tenía que preparar más adornos y parecía que los realizaba mejor en un lugar tranquilo, sin que Pam la estuviera observando.
Colocó sus suministros en el comedor y luego sacó los dibujos de los tres pasteles que tenía que preparar. Cinco minutos más tarde, tenía la lista de decoraciones preparada. Era un desafío, pero estaba segura de que podría realizar la tarea sin problemas. Iba a tener que hacerlo, dado que la suerte le había sonreído con aquel artículo.
– Un artículo de seis páginas -dijo en voz alta, tan sólo para poder escuchar aquellas maravillosas palabras.
Con el de People se había hecho conocida para todo el mundo, pero con un artículo en una importante revista para novias le daban publicidad para un montón de posibles clientes. Habían tomado en su nombre la decisión de expandirse.
Empezó a trabajar en las hojas, que fue dando forma hasta convertir en los pétalos individuales de las flores. Según sus cálculos, le harían falta unas trescientas sesenta hojas. Cuando las tuviera hechas, tendría que convertirlas en flores. Menos mal que disfrutaba trabajando por las noches.
Estaba completamente sumida en su trabajo cuando escuchó el sonido del motor de un coche en el exterior. Se puso de pie y se dirigió a la puerta principal justo en el momento en el que alguien llamaba a la puerta.
No era una persona cualquiera. Era Riley.
– Hola -dijo él-. Pasaba por aquí y vi tu coche.
– Me alegro de que te hayas detenido. ¿Qué te ha traído por aquí?
– Un par de cosas.
Riley cerró la puerta y, tras tomarla entre sus brazos, la besó. Gracie cerró los ojos y se perdió en aquel beso. Aquél día estaba resultando muy agradable.
– Puedes pasarte cuando quieras -susurró ella.
– Lo haré, pero ésa no es la única razón. Quería invitarte a cenar.
– ¿De verdad?
– Sí. Me ha llamado Mac y me ha sugerido que saliéramos los cuatro a cenar. Pensé que sería divertido.
Lo primero que Gracie pensó era que no había ido a ver a Jill y que podrían charlar durante la cena. Lo segundo fue…
– ¿Divertido? ¿Tú crees? ¿Los dos saliendo á cenar en parejitas? ¿Y en público? ¿Tienes idea de lo que diría la gente? Eres candidato a la alcaldía de esta ciudad y yo estoy tratando de llevar una vida normal. Nada de eso va a ocurrir si salimos a cenar.
– ¿Significa eso que no?
– Por supuesto que no. Sólo estaba advirtiéndote de lo que pasará. ¿A qué hora debería estar lista?
– Estás haciendo esto apropósito, ¿verdad? Estás tratando de acobardarme.
– En absoluto. Bueno, tal vez un poco. Sin embargo, la gente hablará. Ahora, ven conmigo. Tengo que trabajar. Me estoy retrasando y eso no es bueno -dijo. Echó a andar hacia el salón seguida de Riley. Una vez allí, le indicó las sillas-. Siéntate. Tengo que hacer hojas.
– Hacer un pastel supone un gran trabajo -dijo Riley mientras tomaba asiento,
– Dímelo a mí. ¡Oh! A ver si adivinas lo que ha ocurrido. Como nunca lo adivinarías, te lo diré yo. Hoy he recibido una llamada de teléfono -anunció. Rápidamente, le contó a Riley la entrevista con Neda Jackson-. No me lo puedo creer. ¿Sabes 1o que esto va a suponer para mi negocio?
– Lo va a hacer despegar.
– Exactamente.
– He visto tu calendario, Gracie. Estás al límite. ¿Significa esto que estás lista para la expansión?
"Enamorado de Gracie" отзывы
Отзывы читателей о книге "Enamorado de Gracie". Читайте комментарии и мнения людей о произведении.
Понравилась книга? Поделитесь впечатлениями - оставьте Ваш отзыв и расскажите о книге "Enamorado de Gracie" друзьям в соцсетях.