Luther golpeó el brazo de Jimbo Thackery, obligándolo a dar un paso atrás.

– ¿Has perdido el juicio? ¿Qué demonios crees que estás haciendo?

– ¡Bobby Tom! -Suzy gritó el nombre de su hijo mientras bajaba corriendo por la carretera con Way Sawyer a su lado.

Thackery miró con furia a Luther.

– Él se escapó de la cárcel. Y ella me atacó. ¡Los arresto a los dos!

– ¡Estás como una cabra! -gritó Buddy ante sus palabras.

Luther clavó su dedo índice sobre el pecho de Thackery.

– ¡No te bastaba con ser un grano en el culo, no, Jimbo! ¡Tenías que ir y joderla bien!

La cara de Thackery se puso roja. Abrió la boca, luego se mordió la lengua y la cerró y dio otro paso atrás. Suzy corrió hacia delante sólo para que Way la retuviese al ver cómo los brazos de Gracie se cerraban protectoramente alrededor del pecho de su futuro hijastro.

– ¡Qué se aparte todo el mundo! -gritó Gracie, con su pelo cobrizo destelleando bajo la luz del sol y una expresión tan feroz como la de una amazona-. Que nadie lo toque, ¿habeis oído? ¡Qué nadie lo toque!

Bobby Tom, con las manos esposadas a su espalda, la miró, con una expresión débilmente aturdida.

El que él no pareciera estar en peligro inminente no hizo que Gracie bajara la guardia. Cualquiera que intentara lastimarlo tendría que pasar sobre ella primero.

Ella sintió la presión de su mejilla contra su coronilla, y él comenzó a murmurar las cosas más maravillosas del mundo tan bajo que sólo los que estaban muy cerca de ellos podían oírlas.

– Te amo tanto, cariño. ¿Me perdonarás por lo de anoche? Sé que todo lo que dijiste de mí es cierto, lo sé; Soy insensible, egocéntrico, egoísta y un montón de cosas más. Pero voy a cambiar, lo juro. Si te casas conmigo, cambiaré. Pero no me dejes, porque te amo demasiado.

Alguien había debido quitar sus esposas porque repentinamente sus brazos la rodearon. Ella miró hacia arriba y vio que sus ojos, incluso el que estaba hinchado, brillaban por las lágrimas. El sentía cada palabra que decía, descubrió ella con un sentimiento de admiración. Esa declaración de amor no tenía nada que ver con el orgullo herido ni ninguna otra cosa por el estilo. Él estaba hablando con el corazón en la mano.

– Dime que lo vas a reconsiderar -murmuró él, ahuecando su mejilla en la palma de su mano-. Dime que de alguna manera, aún me amas a pesar de todo.

Se le hizo un nudo en la garganta por la emoción.

– Es mi debilidad.

– ¿El qué?

– Amarte. Te amo, Bobby Tom Denton; Y siempre lo haré.

Ella sintió como temblaba su pecho contra el suyo.

– Nunca sabrás lo feliz que me hace oír eso. -Por un momento cerró los ojos con fuerza como si estuviera armándose de valor. Cuando los reabrió, tenía las pestañas húmedas-. ¿Te vas a casar conmigo, no es cierto, cariño? Dime que te casarás conmigo.

La incertidumbre que oyó en su voz la hizo amarle todavía más, y lo miró plenamente.

– Oh, claro que voy a casarme contigo. Puedes apostar algo.

Durante unos momentos, olvidaron todo el mundo a su alrededor. Estaban solos al lado de esa carretera de Texas con un brillante sol sobre ellos y un futuro aún más brillante delante. Uno lleno de risas, niños y abundante amor. Él la besó con su pobre boca hinchada y ella presionó sus labios suaves contra los de él. Suzy finalmente rompió su abrazo, tocando el rostro magullado de su hijo para asegurarse que no estaba mal herido, mientras Way abrazaba a Gracie cuando Bobby Tom la soltó. Gradualmente, todos fueron conscientes de puertas de coches que se cerraban de golpe y más ciudadanos de Telarosa que se acercaban bloqueando la carretera para ser testigos de la fuga de prisión de Bobby Tom. Gracie vio a Toolee Chandler y Judy Baines, junto con el Pastor Frank y el club de bridge de Suzy.

Jimbo Thackery se apartó a un lado del camino, donde Connie Cameron pareció reportarle algo de sosiego. Luther aunque parecía suspicaz, pareció bastante contento consigo mismo cuando miró a Bobby Tom, que otra vez abrazaba a Gracie.

– Voy a darte un par de horas para arreglar las cosas con Gracie y luego, tú y yo vamos a tener una bonita reunión con el Juez Gates. No tiene fama de juez inflexible así porque sí, B.T. Antes de que terminemos, te puedo asegurar que te vas a encontrar con un montón de multas y algún tipo de servicio comunitario realmente duro. Esta escapada te va a costar un dineral, chico.

Gracie no pudo resistirse a apartarse del pecho de Bobby Tom para dar su opinión.

– En el centro de la tercera edad comentaron lo bien que vendría disponer de un autobús con rampa motorizada.

Luther le dirigió una sonrisa orgullosa.

– Una idea excelente, Gracie. Sería bueno que asistieras a la vista previa por si acaso el Juez Gates necesita inspiración.

– Me encantaría.

Bobby Tom arqueó las cejas con indignación.

– Pero vamos a ver, ¿de parte de quién estás tú?

A ella le llevó un momento responder porque estaba imaginando todas las buenas obras que la Fundación Bobby Tom Denton haría en el futuro.

– Ya que voy a formar parte de este pueblo, tengo un deber hacia la comunidad.

De alguna manera, él pareció todavía más indignado.

– ¿Y quién te ha dicho a ti que vamos a vivir aquí?

Ella sonrió mostrando todo el amor que sentía por él, pensando que, para ser un hombre inteligente era realmente obtuso. Se preguntó cuánto tiempo tardaría él en darse cuenta que nunca sería verdaderamente feliz en otra parte.

– ¿Por qué no volvéis con nosotros? -dijo Way.

Bobby Tom estaba justo a punto de aceptar esa sugerencia cuando Terry Jo se adelantó entre la multitud.

– ¡No tan rápido! -La decidida expresión de su cara hizo patente que ella aún no había perdonado a Bobby Tom el daño que le había infligido a su marido-. Necesitas un castigo después de lo que le hiciste a mi Buddy, y que me maten si dejo que esto sea tan fácil para ti.

– ¡Fácil! -exclamó Bobby Tom, manteniendo firmemente el brazo alrededor de Gracie como si todavía temiera que se pudiera marchar sigilosamente-. ¡Pero si casi me mato!

– Bueno, eso está bien, porque casi mataste a Buddy anoche.

– No hizo eso, Terry Jo. -Buddy parecía desconcertado-. Caramba, Bobby Tom y yo sólo tuvimos un desacuerdo.

– Tú te callas. No es lo único. También está el hecho de que Gracie es mi amiga y es demasiado obvio que está tan enferma de amor que no puede cuidar sus intereses, y voy a hacerlo yo por ella.

A Gracie no le gustó el brillo en los ojos de Terry Jo. Le recordó que la mayoría de los habitantes de Telarosa, Texas, podían considerarse rematadamente locos aunque no lo parecieran. También le recordó que consideraban divertidas algunas cosas muy peculiares.

– Está bien, Terry Jo -dijo precipitadamente-. De verdad.

– No, no lo está. Tú no te das cuenta de esto, Gracie, pero la gente ha estado hablando a tus espaldas desde el momento en que Bobby Tom anunció vuestro compromiso y ahora que parece que realmente vais a casaros, va a ir a peor. La cosa es que una gran parte del pueblo se han dado cuenta de que da la impresión de que no sabes demasiado de fútbol y dicen que Bobby Tom nunca te hizo el examen.

Oh, válgame Dios.

– Algunos incluso dicen que hizo trampa, ¿no es cierto, Suzy?

Suzy cruzó las manos remilgadamente por delante.

– Dudo que hiciera trampas. Pero ha habido comentarios.

Gracie clavó los ojos en ella. Hasta ese momento siempre había considerado a Suzy como un modelo de cordura.

Terry Jo plantó las manos en las caderas.

– Gracie, lo cierto es que, incluso la gente que vaya a tu boda va a cuestionar en secreto la legitimidad de tus hijos si no están seguros de que pasaste el examen. Díselo tú, Bobby Tom.

Ella levantó la mirada hacia Bobby Tom sólo para notar con alarma que él se frotaba el dedo sobre la ceja.

– Supongo que tienes algo de razón, Terry Jo.

Cada una de esas personas debían estar en un manicomio, decidió Gracie. Especialmente su futuro marido.

Él apretó los dientes.

– Pero sólo le haré cinco preguntas ya que no es de Texas y no se crió viendo fútbol. ¿Es un problema para alguien?

Unas cuantas mujeres, incluyendo a Connie Cameron, lo miraron como si tuvieran un gran problema con ello, pero nadie protestó en voz alta.

Bobby Tom asintió con satisfacción. Soltó a Gracie y dio un pequeño paso hacia atrás, haciéndola saber que contestaría sin ayuda de nadie.

– Allá vamos. Pregunta número uno. ¿Qué significan las siglas NFL?

La multitud gimió ante una pregunta tan ridículamente fácil, pero él los silenció con una mirada.

– Ah, Nacional Football League -contestó ella, preguntándose a dónde quería llegar sabiendo, como sin duda sabía, que él pretendía que ella aprobara ese ridículo examen.

– Muy bien. Pregunta número dos. -Arrugó la frente con concentración-. En el mes de enero, los dos mejores equipos del país, el ganador de cada liga, juegan el partido de fútbol más importante del año. El mismo donde el ganador recibe un anillo grande, muy grande -agregó él por si acaso ella necesitaba alguna pista-. ¿Cómo se llama ese partido?

Más gemidos del público.

Gracie los ignoró.

– Es la Super Bowl.

– Excelente. Lo estás haciendo muy bien, cariño. -Hizo una pausa y se acercó para besarle la punta de la nariz y luego se alejó otra vez-. Ahora una pregunta un poco más díficil, así que espero que estés lista. ¿Cuántos postes verticales -también llamados uprights- tiene la portería que hay en cada extremo del campo de juego?

– ¡Dos! -exclamó ella, inexplicablemente contenta consigo misma-. Y hay unos listones encima de cada poste, aunque no recuerdo exactamente cuánto miden.

Él chasqueó con la lengua admirativamente.

– Lo que midan no importa; Eso también cuenta como una cuarta pregunta, sólo porque supiste que tienen esos listones. No todo el mundo lo sabe, ¿sabes? Eso significa que te quedan sólo una pregunta más. Concéntrate cariño.

– Estoy concentrada.

– Para tener posibilidad de ser la Sra. Gracie Snow Denton… -Él hizo una pausa-. Si no te importa, apreciaría que reconsideraras lo del guión.

– ¡Yo nunca dije nada de que usaría guión! Fuiste tú el que…

– Este no es el sitio apropiado para discutirlo, cariño. Nada de guión y punto. Tu quinta y última pregunta… -Él vaciló y por primera vez pareció preocupado-. ¿Podrías decirme el nombre de algún quarterback?

– Conozco a Troy Aikman.

– Ese no vale, Bobby Tom -gritó Toolee-. Gracie estuvo bailando con él ayer por la noche.

– Me suena un tal Joe Namath -añadió Gracie con triunfo.

– ¿Veis? -apostilló él-. Está bien, cariño. Aquí va tu última pregunta, y es realmente difícil, así que no dejes que te distraigan todas esas mujeres celosas. Para asegurar la legitimidad de nuestros doce hijos… ¿En qué equipo de la ciudad de New York jugó Joe Namath?

Gracie palideció. Señor. Todo el mundo debería saber la respuesta a eso. New York. ¿Cuál era el equipo de la ciudad de New York? Su expresion se iluminó.

– ¡Los New York City Yankees!

La multitud estalló en risas, gritos y unos cuantos silbidos. Bobby Tom los silenció a todos con una mirada. Al mismo tiempo, el destello de sus ojos desafiaba a cualquier a que la contradijera y aclarara que los Yankees era un equipo de beisbol.

Lo cierto es que cada uno de los presentes entendió su mensaje. Él se acercó a Gracie y la envolvió entre sus brazos. Con una tierna mirada y un sueve roce de labios, dijo-: Muy bien, cariño. Correcto. No tenía ni idea de que supieras tanto de fútbol.

Y así fue cómo cada persona de Telarosa, Texas, se dio cuenta de que Bobby Tom Denton, finalmente y para siempre, se había enamorado.

agradecimientos

Me gustaría expresar mi agradecimiento a las siguientes personas que compartieron su sabiduría conmigo cuando escribí Heaven, Texas: Mary Lynn Baxter (y también a Len, por dejarme robar unas cuantas líneas), Katherine Johnson, Pamela Litton, John Roscich, Glenda Sanders y Ron Struxness. También agradezco su colaboración a la National Collegiate Athletic Association por contestar a mis preguntas. Gracias a mis chicos, Bill, Ty y Zach; Siempre estáis ahí cuando os necesito. Un abrazo especial para mi editora Carrie Feron y mi agente Steven Axelrod. Y mi mayor agradecimiento es para mis lectores que comparten mis libros con sus amigos y me escriben cartas maravillosas. Para todos ustedes, que Dios os bendiga.


Susan Elizabeth Phillips

www.susanephillips.com

Susan Elizabeth Phillips