Mientras, debía tranquilizarse. Se sentía en medio de una tormenta a punto de estallar, y lo único que podía hacer era esperar.
– Como te dije ayer, llevo años busacando la mujer apropiada para Kam -comentó Shawnee al día siguiente mientras hacían la caja-, pero he desistido.
– ¿Es una causa perdida? -dijo Ashley, secamente.
– No -respondió Shawnee dirigiéndole una rápida mirada-. Creo que él mismo la ha encontrado. -¿Quién es? -preguntó Ashley, tratando de aparentar indiferencia.
– Tú.
– ¿Yo? -sacudió la cabeza, riendo-. No creo. -¿Por qué no?
Ashley suspiró.
– No se me dan bien las relaciones. Es un problema innato. Nunca he mantenido una relación estable, y no creo que lo consiga en el futuro.
Ashley hablaba tal y como le dictaba el pasado, pues ya no sentía lo mismo. El conocer a Kam le había hecho cambiar de opinión, pero mientras él no coincidiera con ella, prefería seguir apegada a sus viejas creencias.
– No digas tonterías -dijo Shawnee-. No se te darán bien las malas relaciones, pero ya verás lo bien que se te da una buena relación.
Shawnee era más optimista que Ashley.
Esta trabajaba en el restaurante y por las tardes se dedicaba a pensar en lo que Kam estaría haciendo y a preguntarse por qué no llamaba. Tenía tanto tiempo para pensar que a veces le costaba seguir la línea de sus propios pensamientos. Se sentía algo aturdida y no dejaba de preguntarse qué haría Kam y por qué estaba tan hambrienta por las mañanas.
– Tengo que llevar el dinero al banco. ¿Te importaría llevarle la comida al tío Reggie? -preguntó Shawnee uno de aquellos días.
Ashley cogió las llaves de debajo de la barra y pensó en el tío de Kam y en su misteriosa espera. Desde que trabajaba en el restaurante había oído hablar mucho de él, pero todavía no lo había conocido.
– Por supuesto. Se la llevaré de camino a casa. ¿Dónde vive? -preguntó.
– En una cabaña que ha contruído él mismo en lo alto del acantilado -dijo Shawnee-. Tiene un apartamento en el pueblo, pero ha decidido vivir como un mendigo y esperar a su sirena.
– ¿Cuándo empezó a creer en la sirena? Shawnee suspiró.
– Todo empezó con un documental sobre las sirenas de Hamakua Point.
Había sirenas de verdad -preguntó Ashley, sorprendida.
– Por supuesto que no -dijo Shawnee, poniendo los ojos en blanco.
– ¿Entonces…?
– Es una historia demasiado complicada para contártela ahora.
– Shawnee -dijo Ashley-. ¿Habéis considerado la posibilidad de llevarlo a un psiquiatra?
– He hecho que le vieran distintos médicos, y todos dicen que está más cuerdo que todos nosotros. He llegado a pensar que son ellos los que necesitan terapia.
Ashley se sintió un poco inquieta teniendo que llevar las hamburguesa a aquel extraño hombre, pero éste la hizo sentir cómoda de inmediato. Era alto y guapo, de cabello cano. A pesar de las condiciones en las que vivía, tenía un excelente aspecto.
– Adelante -la invitó, abriendo la puerta de su guarida.
La habitación estaba ordenada y limpia. En las paredes había numerosos dibujos de sirenas.
– Son muy hermosos -dijo Ashley, contemplándolos-. ¿Quién los ha hecho?
– Yo -respondió Reggie.
– Me encantan -comentó Ashley-. ¿Ha pensado alguna vez en hacer ilustraciones para cuentos?
– Sólo hago sirenas -respondió él, con solemnidad.
Ashley no supo qué decir.
– Tengo que volver al trabajo -dijo él, bruscamente.
– ¿Cuál es su trabajo? preguntó Ashley, divertida.
– Otear el horizonte -dijo él, mostrando unos prismáticos-. ¿No lo sabías?
– Como ves, hay una conexión mal hecha en nuestra información genética -masculló Shawnee cuando Ashley le contó a la mañana siguiente su visita a Reggie-. Es espantoso que la gente te pare en la calle y te pregunte qué le ha pasado a tu tío, siendo un hombre tan cuerdo como solía ser.
– Era un tipo estupendo -intervino Jimmy, el hijo de Shawnee, que las había ido a ver al restaurante-. Trabajamos juntos en un documental. Entonces no estaba así.
Shawnee sacudió la cabeza.
– No te preocupes -dijo Jimmy-. Sabes que estos periodos de locura se le acaban pasando.
– No lo sé -dijo Shawnee, con tristeza.
Pero su melancolía se pasó en cuanto Jimmy y ella se sentaron a discutir el futuro viaje del chico a Asia.
– Jimmy va a dejar el colegio por un año -explicó a Ashley, cuando ésta les trajo una taza de café-. Acaba de romper con su novia y tiene que cambiar de aires. Yo le pago la mitad del viaje y su padre le dará algo de dinero para que no le falte. Atravesará Japón en tren y tal vez vaya a Australia. Va a ser una gran experiencia.
Más tarde, cuando Ashley vio lo triste que Shawnee se ponía al marcharse Jimmy, pensó en lo difícil que iba a ser para ella pasar doce meses sin su hijo, y revivió su propia tristeza al decir adiós a Kam. Sólo entonces había descubierto lo traumático que podía ser despedirse de un ser amado. Había pasado ya un mes.
– ¿Por qué no viene? -preguntó a Shawnee, no pudiendo reprimirse por más tiempo-. Ha pasado ya un mes. ¿Por qué no ha venido ni siquiera un fin de semana.
– Siempre tarda en venir -dijo Shawnee, esquivando la mirada de Ashley.
– Pero podía haber venido a verme -protestó Ashley.
– Tienes razón -dijo Shawnee, frunciendo el ceño-. Ha llegado el momento de hacer algo. Shawnee llamó a Kam al día siguiente.
– ¿Por qué sigues en Honolulu? -le preguntó, en cuanto Kam se puso al teléfono.
– ¿No sabes que aquí es donde trabajo? -¿No te importa Ashley? Kam guardó silencio unos segundos.
– Por supuesto que me importa Ashley -admitió, al fin-. Pero puede cuidar de sí misma.
– Tal vez.
– ¿Qué quieres decir? ¿Pasa algo? -dijo, preocupado.
– No pasa nada, pero te echa de menos. Kam se tranquilizó. -Shawnee, no te metas en esto -dijo. -No quieres volver a enamorarte. ¿Es eso? -No es asunto tuyo.
Shawnee apretó el auricular como si fuera un bate de béisbol.
– Tratas de ocultarte en el mundo ordenado de la ley, donde todo es lógico y no hay cabida para los sentimientos.
Hubo un silencio. Cuando Kam respondió, lo hizo en tono irritado.
– Iré cuando pueda. Ahora vete a la cama y deja de intentar arreglar la vida de los demás.
Las palabras de Shawnee sonaron en sus oídos hasta mucho después de colgar el teléfono. Por supuesto que Ashley le importaba. Tanto, que le daba miedo volver tan pronto. Creía que con el tiempo sus sentimientos se atenuarían, pero no había sido así.
Ashley ocupaba su mente día y noche. La echaba tanto de menos que pasaba las noches en vela, y se preguntaba si no sería todo un espejismo elaborado por su mente.
Trató de convencerse de que era así, pero no dejaba de echar de menos a la mujer de carne y hueso que había abrazado.
En un principio había creído que se parecía mucho a Ellen, pero al irla conociendo, se había dado cuenta de su error. A Ellen le gustaba el peligro, era irresponsable. Ashley era distinta. Era impulsiva y arriesgada, pero no buscaba el riesgo como Ellen lo hacía.
Viéndola así, se daba cuenta de que, al contrario que Ellen, Ashley podía cuidar de sí misma y no necesitaba a alguien que se ocupara de sacarla de situaciones difíciles.
¿Por qué, se decía Kam, no se permitía amarla? ¿Cuál era su problema? Kam no podía explicarselo, pero lo cierto era que tenía miedo.
– Necesito más tiempo -se dijo-. Pronto sabré la verdad.
Los padres de Ashley pasaron a despedirse de ella al abandonar la isla. Aparecieron juntos, sin Eric ni Christina. Ashley se sorprendió al ver que iban como pareja. La sorpresa fue sustituida por irritacion, sin que Ashley supiera bien el motivo.
– ¿No es maravilloso? -exclamó su madre, mostrándole el anillo de diamantes que lucía en el anular-. Vamos a casarnos.
Ashley la miraba con expresión seria. Cruzó los brazos sobre el pecho y se irguió.
– No -dijo, con firmeza-. No lo consentiré.
Ambos la miraron atónitos.
– Ashley, querida, deberías estar encantada -murmuró su madre, desconcertada.
Ashley sacudió la cabeza.
– Ni hablar -añadió.
– Pero Ashley -suplicó su padre-. Nos amamos. ¿No nos vas a dar tu bendición?
Ashley titubeó unos instantes.
– Os diré lo que haremos. Quiero un periodo de prueba de seis meses. Esas son mis condiciones. Os habéis pasado la vida tomando decisiones irresponsables con las que herís a otras personas. Por una vez quiero que penséis las cosas. Si en seis meses todavía queréis hacerlo, os casáis. Y si lo hacéis, os prometo organizar una boda espectacular.
Sus padres reaccionaron como niños castigados, pero aceptaron las condiciones.
– Seis meses -comentaron al dejar la casa-. Volveremos y pasaremos la luna de miel en Hawaii.
Ashley lo dudaba. Seis meses era mucho tiempo para que siguieran enamorados. Quería creerlo, pero la habían desilusionado demasiadas veces como para confiar en ellos.
– Yo no soy como ellos -se dijo, sentándose bajo una palmera y contemplando el mar, melancólica.
Cruzó las manos sobre su vientre y se quedó pensativa.
– Es el acontecimiento de la temporada anunció Shawnee a la mañana siguiente-. Reggie ha pescado a su sirena.
– ¿De qué hablas? -preguntó Ashley.
– Hablo de sueños que se hacen realidad y de un mundo que se está volviendo loco -dijo Shawnee. -Cuéntamelo todo -exigió Ashley. Shawnee respiró hondo y se apoyó en la barra.
Echó una ojeada para comprobar que todos los clientes estaban atendidos.
– Es una locura. Parece ser que esta madrugada Reggie observó algo extraño entre las rocas. Él dice que supo de inmediato que se trataba de ella, que podía sentirlo -Shawnee se encogió de hombros-. Y a estas alturas yo ya no dudo nada.
Ashley frunció el ceño, confusa.
– ¿De qué estás hablando?
– Era una mujer. Había naufragado.
– Entonces, no era una sirena de verdad -dijo
Ashley, desilusionada, pero aceptando la realidad. Shawnee soltó una carcajada.
– Cuéntaselo a Reggie -levantó las manos en un gesto de desesperación-. Lo cierto es que si no fuera por él, ahora estaría muerta.
Ashley entrecerró los ojos, y miró a un punto perdido.
– Ella le debe la vida -comentó-. Es maravilloso.
– Lo que no me explico -siguió Shawnee, bajando el tono de voz-, es cómo sabía él que algún día aparecería.
Ashley la miró fijamente y sacudió la cabeza lentamente.
– No lo sabía. Fue tan solo una coincidencia. -Tal vez si y tal vez no. Lo cierto es que esperó y, al final, ella apareció.
Guardaron silencio.
– ¿Cree amarla? -preguntó Ashley.
– Así es, y parece ser que ella a él también.
– Es normal. Estará agradecida. Shawnee negó con la cabeza.
– El médico dice que es algo más que eso, que hay algo espiritual en todo ello, como si ambos se conocieran de una vida pasada.
Ashley se mordió el labio inferior, pensativa.
– Es una locura -musitó.
– Reggie siempre ha estado un poco loco. Tal vez su sirena también lo esté.
Siguieron juntas un rato, en silencio, reflexionando sobre los misterios del destino. Después, cada una siguió con sus ocupaciones.
La lección a extraer de todo ello, pensó Ashley, era que Reggie había esperado y había encontrado lo que quería. Ella se preguntaba si su propia espera sería en vano.
Esperó y esperó, pero Kam no aparecía. Decía que lo haría, pero siempre se lo impedía algo. La primera semana de Noviembre su cliente se intentó suicidar y Kam se quedó para hacerle compañía. La semana siguiente se puso enfermo.
– No son más que excusas-protestó Ashley-. No viene porque no quiere verme.
– No es posible -dijo Shawnee.
– Estoy segura.
– Siempre pregunta por ti. Le preocupa que hagas algo peligroso o arriesgado. Ashley asintió.
– Es por Ellen -dijo Ashley, con tristeza. Shawnee titubeó.
– Probablemente, Pero estoy segura de que le importas.
Ashley la miró, desesperada.
– Si realmente le importara, vendría. Shawnee suspiró.
– ¿Qué vas a hacer -preguntó.
Ashley sacudió la cabeza.
– Estoy a punto de darme por vencida -dijo-. No puedo obligarle a quereme. Quizá deba volver a San Diego.
Shawnee protestó debilmente. Si Kam iba a portarse tan mezquinamente, ella no podía hacer nada.
Ashley estaba en casa de Shawnee cuando Kam llamó al día siguiente con otra excusa: su apartamento se había inundado y tenía que quedarse.
Ashley se sentó en el sofá. Sentía naúseas. Kam no iría nunca. Iba a dejarla marcharse sin volver a verla, y la idea era insoportable.
De pronto se le ocurrió una cosa. Se volvió hacia Shawnee.
– Dile que voy a tirarme en ala delta -dijo, quedamente.
"La Fuga De La Novia" отзывы
Отзывы читателей о книге "La Fuga De La Novia". Читайте комментарии и мнения людей о произведении.
Понравилась книга? Поделитесь впечатлениями - оставьте Ваш отзыв и расскажите о книге "La Fuga De La Novia" друзьям в соцсетях.