De modo que Bella volvió a sonreír cuando él se acercó con una botella de champán.
– Fenomenal -murmuró, quitándole el tapón sin ningún tipo de ceremonia, como solía hacer en las celebraciones-. Enhorabuena, Josh -sonrió, levantando su copa.
– Gracias, Bella. Es una tontería, pero me preocupaba decírtelo.
– No tenías por qué. Sabes que quiero verte feliz.
– Seguiremos siendo amigos, ¿verdad?
– Claro que sí. Pero, ¿quién va a casarse conmigo cuando cumpla los cuarenta? -bromeó Bella, aunque le costaba la vida-. ¡Pensé que podía confiar en ti!
– No creo que tengas ningún problema. Desde que te conozco, siempre ha habido una cola de hombres esperando por ti. ¿Qué pasa con Will?
Ella estudió su copa de champán.
– Bueno, digamos que en este momento hay un puesto vacante en la cola.
– Bella… -murmuró Josh.
– Sí, me temo que mis noticias no son tan emocionantes como las tuyas. Will y yo hemos roto.
– Pero parecías tan feliz con él. ¿Qué ha pasado?
– Bueno, ya sabes…
– No lo sé. Cuéntamelo.
– Pues ya sabes, esas cosas que pasan -insistió Bella, evitando su mirada.
Había decidido contarle la verdad, pero eso fue antes de saber que iba a casarse con Aisling. Todo había cambiado. Si le decía que fue una decisión mutua, Josh se preguntaría por qué parecía tan triste. Y no quería hablar del asunto.
No, mejor decirle que estaba enamorada de Will. Eso le daría una excusa para dejar de fingir alegría.
– Will no está dispuesto a sentar la cabeza.
Eso, al menos, era verdad. Will no tenía más deseos de casarse que ella.
– Ya, claro.
– Lo pasa demasiado bien siendo soltero.
Lo cual también era cierto. Will la encontraba atractiva, pero nunca estuvo enamorado de ella. Por eso eran capaces de llevarse tan bien después de haber roto.
– Nuestra relación era demasiado intensa para él.
– ¿No es eso lo que tú sueles alegar cuando cortas con alguien? -preguntó Josh, levantando una ceja.
– Sí. Qué ironía, ¿verdad? Tantos años dejando a los hombres en cuanto se ponen un poco serios… y ahora estoy recibiendo mi propia medicina -Bella se obligó a sí misma a sonreír-. ¡Y seguro que vas a decirme que me lo merezco!
– No, voy a decirte que Will nunca me gustó. Ya sé que a ti te parecía perfecto, pero ese hombre tiene muy mal gusto. Encontrarás a alguien mucho mejor -sonrió Josh.
– El problema es que no quiero a otro mejor -dijo Bella en voz baja-. Sólo quiero a uno.
– Eso suena muy serio.
– Creo que lo es. Ya sé que me he enamorado muchas veces, pero esto es diferente. No es que me guste porque tenga un cochazo, es… que lo necesito con toda mi alma. Y sé que lo he perdido. Ya es demasiado tarde.
– ¿Es demasiado tarde?
Bella levantó la mirada. Allí estaba Josh, tan familiar, tan querido y, de repente, tan guapo. Y tan comprometido con Aisling. Pero no podía decir nada.
Josh se sentó a su lado y le pasó un brazo por los hombros.
– Pobrecita…
Horrorizada, Bella notó que sus ojos se llenaban de lágrimas. Intentó secárselas frenéticamente, pero no podía hacer nada.
– Se me pasará -dijo en voz baja.
No quería mirarlo porque si lo hacía se abrazaría a él y empezaría a darle besos por todas partes, rogándole que no se casara con Aisling. Le diría que era de él de quien estaba enamorada, le pediría que la besara y le hiciera el amor allí mismo…
Pensar en la reacción del flemático Josh ante una escena tan melodramática fue suficiente para que las lágrimas se convirtieran en un ataque de risa. Pobre Josh, nunca podría hacerle eso.
– ¡Pero bueno…!
– No me pasa nada, de verdad -murmuró Bella, sacando un pañuelo del bolso.
– ¿Quieres que mate a Will?
– Gracias, pero eso no serviría de nada. No es culpa suya. El no puede evitarlo.
– Podría darte una oportunidad.
– Tuve mi oportunidad y la dejé escapar -suspiró ella-. Bueno, perdona… Ya se me ha pasado. Además, deberíamos estar celebrando tu compromiso. Venga, vamos a tomar más champán.
Josh llenó las copas obedientemente, pero estaba preocupado. Al menos ahora sabía la razón para aquella sonrisa tan forzada.
Y no bromeaba del todo cuando se ofreció para matar a Will. Él no era un asesino, pero cuando vio el dolor en sus ojos azules sintió tal rabia que casi deseó que Will entrase en el bar para liarse a puñetazos.
¿Qué le pasaba a aquel hombre? Debía estar ciego. Bella era guapísima, encantadora, tenía buen corazón… ¿Cómo podía un hombre darle la espalda, con esas piernas, ese cuerpo, esos preciosos ojos azules, ese sentido del humor, esa risa contagiosa?
A veces podía ser irritantemente frívola, pero había una cabeza bien amueblada bajo aquella pinta de rubia tonta, como Josh sabía muy bien. Aunque a él no le hacía ni caso. En aquel momento sonreía, intentando poner al mal tiempo buena cara. Josh hubiera querido abrazarla, pero sabía que no debía hacerlo porque no eran sus brazos los que añoraba.
– Tenemos que hacer una fiesta para celebrar tu compromiso.
– Ya sabes que las fiestas no me gustan demasiado.
– Muy bien. ¿Qué tal una cena, como hicimos cuando Phoebe y Kate se prometieron? ¿Tú crees que a Aisling le gustaría?
¡Aisling! Josh se quedó sorprendido al descubrir que se había olvidado de ella.
– Sí, sí… seguro que le gustaría.
– ¿El fin de semana que viene? Te enviaré un e-mail con el día y la hora -sonrió Bella, levantando su copa-. Por ti, Josh.
Había sido culpa suya no reconocer antes lo importante que era Josh para ella. Bella no quería pensar en todos los años que había perdido saliendo con unos y otros, dando por sentado que Josh estaría allí cuando quisiera llorar en su hombro o cuando estuviese aburrida. Ahora estaba allí para otra persona y tendría que aguantarse. Aisling había visto en Josh lo que ella, demasiado ocupada con otras cosas, no había sabido ver: que era un hombre, no el crío con el que estudió en la universidad, que era tranquilo y competente. Que sus ojos brillaban con humor. Que tenía unas manos grandes, muy masculinas, y un cuerpo duro…
Bella se ponía nerviosa sólo de pensarlo.
Habían sido amigos durante mucho tiempo y seguirían siéndolo, se prometió Bella a sí misma. Ocultaría sus sentimientos, se alegraría por él y le organizaría una cena estupenda para celebrar el compromiso. De modo que planeó algo fantástico, algo que nadie olvidase nunca… y luego tuvo que llamar a Kate para suplicarle que fuese a ayudarla.
– ¿Tiene que ser tan elaborado? -preguntó su amiga, estudiando el libro de recetas.
– Quiero que sea memorable.
– ¡Desde luego que sí! Un croquent-bouche. ¿Qué es eso?
– Profiteroles rellenos de crema. Lo que pasa es que yo quería rellenarlos de chocolate y… no me ha salido muy bien.
Bella contempló con tristeza los profiteroles que se había pasado horas haciendo en el horno. Los bollitos de la fotografía se habían convertido en una especie de tortitas gruesas, yaciendo sobre una bandeja.
– Ya -murmuró Kate-. ¿Qué más? Canapés, soufflés individuales, ternera Wellington… ¿No podías haber elegido al menos un plato que no fuese complicado?
Bella dejó escapar un suspiro.
– Es que me pareció buena idea.
– Josh estaría encantado con una tortilla francesa.
– Ya lo sé. Pero quiero que sepa que he hecho un esfuerzo por Aisling.
Kate se puso un mandil.
– Porque no soportas que se case con ella.
– Sí… ¡no! -exclamó Bella-. Bueno, supongo que es evidente.
– Lo es para nosotros, cariño. Te conocemos desde hace mucho tiempo.
– Josh también me conoce hace mucho tiempo.
– Sí, pero es diferente. Ya sé que a veces es muy perceptivo, pero es un hombre. Seguramente ni siquiera sabe que no te cae bien Aisling.
– No, no lo sabe -suspiró Bella-. Y no quiero que lo sepa. Le dolería mucho.
– ¿No crees que Aisling sea la mujer ideal para él?
– ¿Y tú?
Kate lo pensó un momento.
– La verdad, no me puedo creer que vaya a casarse con ella. Supongo que Phoebe y yo siempre hemos creído que acabaríais juntos.
Bella estaba de espaldas y cuando se volvió había conseguido controlar su expresión de angustia.
– Ya es demasiado tarde para eso.
Kate tomó la tabla y empezó a cortar los champiñones, pensativa.
– A lo mejor, al final no se casa con ella.
– No lo creo. Ya conoces a Josh. Es un hombre de palabra y si ha decidido que se casa con Aisling, se casará con ella.
– Puede que Aisling cambie de opinión.
Pero cuando Josh y Aisling llegaron, no había ninguna señal de que ella hubiese cambiado de opinión. Todo lo contrario, no dejaba de mover la mano para que admirasen el anillo de compromiso.
– Es precioso -dijo Bella.
– Josh me llevó a la joyería este fin de semana. Tardé horas en decidir cuál me gustaba, ¿verdad, Josh?
– Horas -asintió él.
Aisling lo abrazó.
– Pobrecito. Al final estaba aburridísimo. Ya sabes cómo es, Bella.
Ella le dio una copa de champán, sin mirar a Josh.
– Sí, sé cómo es.
Capítulo 4
ME TEMO que es carísimo -estaba diciendo Aisling-. Pero él me dijo que podía elegir el que quisiera.
– Porque te lo mereces -murmuró Bella, intentando sonreír mientras le servía una copa de champán a Josh-. Ya sé que prefieres una cerveza, pero en estas ocasiones es obligatorio tomar champán.
– Gracias -dijo él, alargando la mano para tomar la copa.
Cuando sus dedos se rozaron, Bella se puso tan nerviosa que tiró la mitad del champán al suelo.
– ¿Estás bien?
– Sí, sí, es que estoy un poco nerviosa por la cena -se disculpó ella-. Creo que he sido demasiado ambiciosa.
– Siempre haces lo mismo. Planeas una cena de escándalo y luego no te sale. ¿Por qué no le ofreces canapés a tus invitados? Yo me conformaría con eso.
– Puede que tenga que hacerlo -suspiró Bella, sonriendo cuando sus ojos se encontraron por primera vez.
Y, como siempre, fue como si estuvieran solos en la habitación. Pero Josh fue el primero en apartar la mirada.
– Muchas gracias por hacer un esfuerzo.
– Sí, todo está precioso -dijo Aisling, que había observado el intercambio de miradas con expresión ceñuda.
Bella había encontrado un antiguo mantel de damasco para la mesa de pino donde Kate, Phoebe y ella habían pasado tantas horas arreglando el mundo. Y con las velas y las flores estaba preciosa.
Había conseguido un efecto muy romántico… Claro que el efecto quedaba destruido por los platos sucios que inundaban el fregadero.
– Me gusta esta cocina tan grande -dijo Aisling-. Por eso quería vivir aquí.
– Lo siento -dijo Bella, colocando las servilletas.
El intercambio de miradas con Josh la había puesto nerviosa, rara, como si estuviera caminando en la oscuridad.
– No pasa nada.
– Debió parecerte muy antipático que no quisiera compartir la casa con nadie.
– No te preocupes -insistió Aisling, mirando el anillo de compromiso-. Además, tal y como han ido las cosas, fue lo mejor que podía pasarnos. Si hubiese venido a vivir aquí, Josh y yo no habríamos descubierto que somos compatibles, ¿verdad, Josh?
– Es difícil saberlo -contestó él.
– Así que todo ha sido gracias a ti, Bella -sonrió Aisling, levantando su copa-. Gracias.
– Toma un canapé -murmuró ella, apartando la mirada.
– No debería -dijo Aisling, inspeccionando la bandeja.
– Es lo único que me ha salido bien, así que deberías probarlos.
– Bueno, probaré uno… Ah, muy rico.
– Toma otro.
– No, gracias -dijo Aisling entonces, tocándose el estómago-. Ya he visto el vestido de novia y no puedo engordar ni un gramo.
– ¿Ya has decidido la fecha de la boda?
Bella se sintió muy agradecida por la intervención de Phoebe. Posiblemente se había dado cuenta de que estaba a punto de tirarle encima la bandeja de canapés.
– En mayo. Yo creo que una boda en primavera sería preciosa, ¿no os parece?
Aisling parecía eufórica. Y no podía culparla. También ella lo estaría si Josh le hubiera regalado un anillo de compromiso. Pero no había anticipado que cada palabra sería como un cuchillo en su corazón.
– Perdonad. Tengo que ir a ver cómo va la cena -dijo, desesperada por esconderse.
Phoebe se quedó escuchando los planes de Aisling mientras Josh miraba su copa de champán con el ceño arrugado.
– No te preocupes -le dijo Gib al oído-. No sé por qué las mujeres insisten en tomar champán cuando hay algo que celebrar. Tómate eso, te serviré una cerveza.
Josh se tomó el champán obedientemente. Gib siempre conseguía hacerle sonreír. La cena no podía ser descrita como un éxito culinario (las cenas de Bella nunca lo eran) pero había mucho vino y buena compañía. Aunque Aisling no dejaba de hablar sobre la boda.
"Los Mejores Amigos" отзывы
Отзывы читателей о книге "Los Mejores Amigos". Читайте комментарии и мнения людей о произведении.
Понравилась книга? Поделитесь впечатлениями - оставьте Ваш отзыв и расскажите о книге "Los Mejores Amigos" друзьям в соцсетях.