Octubre dio una fiesta

a la que fueron cientos de hojas

de fresno, roble, arce,

hasta las hubo rojas.

El sol tendió una alfombra

y todo fue un portento:

el clima abría el baile

y era la orquesta el viento.

Creo, sin embargo, que a Eleanor, que explora las maravillas del bosque y todos los seres que lo habitan, y que sabe valorarlos, le gustó tanto la canción como a Donald Wade. La cantó con él y la tarareó mientras retiraba las tazas de té. Está bien pero lo echa muchísimo de menos.

Tengo que dejarlo. No voy a alargarme con deseos de buena suerte, que parecen ridículos en vista de dónde está y del servicio que está proporcionando a aquellos que ponemos luces en nuestras ventanas. Me limitaré a decirle que todas las noches está en mis plegarias.

Afectuosamente, Gladys Beasley


22 de julio de 1942

En algún lugar del sur del Pacífico

Querida Elly:

Volvemos a estar anclados y ésta es la última oficina de Correos de la Marina. Tenemos órdenes definitivas. Mañana zarparemos por última vez y ya está. Así que esta noche es la última que tenemos para escribir cartas y, cuando se las demos a nuestro encargado de la unidad postal, no sabemos cuándo podremos volver a escribir. Ya nos han dicho dónde vamos y por qué, pero no puedo contártelo, cariño. Lo único que puedo decirte es que mañana iré en submarino. Sólo quiero que sepas que aquí todo el mundo está tranquilo. Es curioso, no parece que vayamos a entrar en combate salvo por el hecho de que esta noche todo el mundo habla en voz más baja y limpia el fusil aunque ya relucen todos como la Estrella Polar. Esto puedo contártelo y espero que no lo tachen. Donde estamos no se ve la Estrella Polar pero sí la Cruz del Sur, que todos hemos aprendido a encontrar en el cielo. Estoy acostado en mi catre acordándome de ti y de los niños y fumándome un Lucky Strike, intentando pensar en todo lo que siento y que tendría que decir en esta carta. Pero se me hace un nudo en la garganta y pienso: «Maldita sea, Parker, vas a volver a casa, ¿me oyes?» Elly, lo que hiciste por mí durante el pasado año es más de lo que nadie había hecho por mí en toda mi vida. Te amo tanto, Elly, que me duele pensar en ti. Me diste un hogar, una familia, y amor y un lugar al que volver. Decirte gracias es muy poco comparado con lo que siento. Busqué en el libro de poesía que me regaló la señorita Beasley para intentar encontrar un poema que diga lo que siento, pero ni siquiera en él hay palabras que me sirvan. Tienes que saber que eres lo mejor que me ha pasado en toda la vida y que ningún mar ni ninguna guerra van a cambiar eso. Ahora tengo que dejarte, Ojos Verdes, porque estoy empezando a sentirme un poco deprimido y solo; pero no te preocupes porque, como ya te dije, estoy en la mejor unidad que existe. Recuerda lo mucho que te amo y que voy a regresar a casa cuando todo esto termine.

Besos, Will


1 de agosto de 1942

Querido Will:

Recibí la que creo que es la última carta que escribiste en el barco, y me deprimí tanto que tuve que dar un paseo con los niños por el huerto para no venirme abajo. Es tan terrible no saber dónde estás ni si te encuentras bien…


4 de agosto de 1942

Querido Will:

Hoy es un gran día porque Lizzy P. cumple ocho meses y la desteto. Tengo los pechos tan llenos de leche que parece que vayan a explotarme…


10 de agosto de 1942

Querido Will:

La señorita Beasley me ha traído los periódicos y los titulares de hoy son grandes. Siempre me asusto cuando veo que las letras miden cinco centímetros… Esta vez son sobre una gran batalla en las islas Salomón y sobre los daños infligidos a nuestros barcos, y tengo mucho miedo de que estuvieras en uno de ellos…


11 de agosto de 1942

Querido Will:

… no nos dicen gran cosa salvo que la ofensiva continúa con «considerable resistencia enemiga». Sólo estamos a lunes, pero la señorita Beasley ha venido otra vez porque cree como yo que estás en algún lugar en medio de ese terrible desastre de las Salomón, donde los japoneses aseguran haber hundido veintidós barcos y causado desperfectos a otros seis…


18 de agosto de 1942

Querido Will:

… no te imaginas lo duro que es leer en los periódicos las noticias sobre la guerra y seguir sin saber nada…


20 de agosto de 1942

En algún lugar del Pacífico

Queridísima Elly:

Estoy vivo e ileso, pero ya he estado en combate y sé lo que se siente al matar a otro ser humano. Tienes que decirte que es el enemigo y pensar en lo bonito que va a ser todo cuando vuelvas a casa. Estoy sentado aquí, en una trinchera, pensando en los peldaños del porche trasero y en ese día que lavé a los niños junto a la bomba de agua y los secamos juntos. Daría lo que fuera por un baño. Donde estoy no para nunca de llover. Hay palmeras y mucha hierba amarillenta que va desde la playa hasta la selva. No puede decirse que la selva me guste mucho, pero tiene cosas para comer. Nos cortaron el suministro un tiempo, y te aseguro que cuando miramos hacia el agua y vimos que nuestro barco no estaba tuvimos una sensación terrible. Bebo tanta leche de coco que me sale por las orejas, donde, por cierto, tengo alguna clase de hongo. Entre eso y las picaduras de mosquito y la lluvia, este sitio es bastante infernal; pero no quiero que te preocupes porque hoy han llegado nuestros aviones de combate. Me gustaría que hubieras podido oír cómo los aclamamos cuando giraron hacia nosotros y aterrizaron. Ha sido lo más bonito que he visto nunca. No sólo nos han traído suministros sino que han dicho que el correo puede salir de aquí. No sabremos si os ha llegado, pero, si lees esta carta, da un beso a los niños de mi parte y di a la señorita Beasley que tuve que dejar el libro de poesía pero que arranqué la página con mi poema favorito y la llevo en la mochila.

Leer ese poema y tus cartas es prácticamente lo único que me impulsa a seguir adelante…


4 de septiembre de 1942

Querido Will:

… bueno, Donald Wade ha tomado hoy el autobús escolar por primera vez…


3 de octubre de 1942

Queridísimo Will:

… hoy los niños han enseñado a Lizzy P. a decir papá…


4 de octubre de 1942

Queridísimo Will:

Por fin me llegó tu carta, la primera desde la zona de combate. Oh, Will, estoy tan preocupada por tus orejas que desearía poderte verter en ellas aceite tibio y también lavarte el pelo y peinarte como te gustaba que hiciera. La señorita Beasley y yo estamos seguras de haber averiguado dónde estás. Creemos que es Guadalcanal y me muero de miedo de pensarlo porque sé que los combates ahí han sido terribles y que es territorio japonés…


WESTERN UNION

LAMENTAMOS INFORMARLE DE QUE SU MARIDO RESULTÓ GRAVEMENTE HERIDO EN COMBATE EL 25 DE OCTUBRE EN LAS ISLAS SALOMÓN. HASTA QUE RECIBA OTRA DIRECCIÓN, MANDE LA CORRESPONDENCIA A: CITA -CABO WILLIAM L. PARKER 37 773 785 HOSPITALIZADO, DIRECTORIO POSTAL CENTRAL APO0640, A LA ATENCIÓN DEL ADMINISTRADOR DE CORREOS DE NUEVA YORK NY- FIN DE LA CITA. EL HOSPITAL ENVIARÁ DIRECTAMENTE NUEVA DIRECCIÓN Y MÁS INFORMACIÓN. J. A. ULIO, COMANDANTE DEL CUERPO ADMINISTRATIVO, 7.10 A. M.


1 de noviembre de 1942

Querido Will:

Estoy preocupadísima. ¡Oh, Will! Recibí un telegrama y en él me dicen que estás gravemente herido pero nada más. Ni dónde estás ni cómo estás ni nada…


2 de noviembre de 1942

Querido Will:

Me he pasado la noche en blanco llorando y preguntándome si seguirías vivo o si habrías perdido un brazo, una pierna o tus bonitos ojos castaños…


3 de noviembre de 1942

Querido Will:

… a veces me disgusto mucho porque todo lo que te dicen es «en algún lugar del sur del Pacífico», pero la señorita Beasley me enseñó un artículo que hablaba de la visita que la señora Roosevelt había hecho a las tropas y empezaba: «En algún lugar de Inglaterra», así que supongo que si eso es suficiente para la esposa del presidente tendrá que ser suficiente para mí, pero estoy muy preocupada por ti…


4 de noviembre de 1942

Querido Will:

Me acabo de dar cuenta de que el telegrama decía «cabo». ¡Así que te han ascendido! Me he olvidado de mis penas y he empezado a pensar en cosas positivas porque eso es lo que hay que hacer para que todo vaya mejor. Estás vivo, lo sé, y no abandonaré la esperanza y te escribiré todos los días tanto si tengo noticias tuyas como si no…


4193 Hospital Naval de Estados Unidos

AP0 515

Nueva York, NY

Querida Sra. Parker:

Me complace informarla de que con fecha de 1 de noviembre de 1942 su marido, el cabo William L. Parker, 37 773 785, se recupera normalmente. Diagnóstico: herida en el muslo izquierdo.

Thomas M. Simpson

Teniente de la Unidad Médica de Apoyo


4193 Hospital Naval de Estados Unidos

AP0 515

Nueva York, NY

Querida Sra. Parker:

Me complace informarla de que el 6 de noviembre de 1942 su marido, el cabo William L. Parker, 37 773 785, fue evacuado de la zona de combate e intervenido quirúrgicamente de su herida en el muslo izquierdo. Se está recuperando sin contratiempos.

Virgil A. Taylor,

Teniente de la Unidad Médica de Evacuación


Departamento de Guerra de Estados Unidos

Asuntos Oficiales

20 de noviembre de 1942

Querida Sra. Parker:

Como oficial al mando de su marido, el cabo William L. Parker, que fue herido en combate el 1 de noviembre de 1942 en la isla de Guadalcanal, me complace comunicarle que su estado de salud ya no pone en peligro su vida y que es de esperar que se recupere. El 6 de noviembre fue aerotransportado al Hospital Naval de Melbourne, en Australia, donde se le intervino quirúrgicamente con éxito y donde espera su traslado a Estados Unidos.

El cabo Parker es un orgullo para su compañía y para los Marines de Estados Unidos. El 14 de septiembre de 1942, mientras combatía al enemigo en Guadalcanal, el cabo Parker hizo gala de una enorme valentía al intentar rescatar al soldado Otis D. Luttrell arrastrándolo hacia una trinchera bajo un intenso fuego enemigo. El 25 de octubre, el cabo Parker demostró de nuevo sus dotes de líder al destruir sin ayuda el emplazamiento de un refugio subterráneo japonés que retrasaba nuestro avance. El escondrijo enemigo estaba situado en una cueva inaccesible debido al intenso fuego procedente de su interior. El cabo Parker reptó voluntariamente hasta la cueva desde su lado ciego, intentó abrir un agujero en el techo y, al no conseguirlo, intentó apartar las piedras que había al pie de la cueva. Lanzó sucesivamente al interior cuatro granadas de mano, que los japoneses le devolvieron enseguida. A continuación, el cabo Parker intentó esperar tres segundos antes de lanzar las granadas. Según las informaciones recibidas, cuando también se las devolvieron, Parker «se enojó» y preparó una bomba de dinamita que lanzó a la posición enemiga y con la que mató a ocho soldados japoneses, pero sufrió heridas debido a una granada de fragmentación enemiga que detonó al mismo tiempo en la boca de la cueva.

Gracias a la decisión y a la valentía del cabo Parker, el Primer Batallón de Asalto obtuvo una victoria decisiva sobre los japoneses en la desembocadura del río Ilu, en la que perdieron doce tanques y alrededor de seiscientos hombres en el primer sector de la Infantería de Marina.

Es con orgullo y satisfacción que he solicitado al comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos que conceda el Corazón Púrpura al valor al cabo William L. Parker, del primer Batallón de Asalto del Cuerpo de Marines de Estados Unidos, por su heroísmo más allá del deber.

Atentamente,

Coronel Merritt A. Edson

Comandante del Primer Batallón de Asalto

Cuerpo de Marines de Estados Unidos


Hospital Naval Balboa

San Diego, California

Querida Sra. Parker:

Me complace informarla de que el 6 de diciembre de 1942 su marido, el cabo William L. Parker, 37 773 785, fue trasladado al Hospital Naval Balboa en San Diego, Estados Unidos, para proseguir su tratamiento médico.


Hospital Naval Balboa

San Diego

7 de diciembre de 1942

Querida Elly:

Vuelvo a estar en casa y ya no tienes que preocuparte más. Una enfermera de la Cruz Roja está escribiendo esto por mí porque el médico todavía no me deja sentarme. Por fin recibí todas tus cartas. Me llegaron en un hospital de Melbourne. Elly, cariño, fue estupendo leer todas esas palabras tuyas, eso de que Donald Wade va al colegio y Lizzy P. ha dicho sus primeras palabras y que le han enseñado a decir papá. Me gustaría estar ya con vosotros, pero parece que todavía falta cierto tiempo para eso. No tengo la pierna demasiado bien pero, por lo menos, la sigo teniendo; aunque tal vez me quede rígida, dicen que podré andar. Los médicos del hospital dicen que sigo teniendo un pedazo de metal en la pierna izquierda y que puede que tenga que volver a pasar por el quirófano. Pero, qué diablos, por lo menos estoy vivo.