Andrew capturó su mano y se la llevó a la boca, depositando un cálido beso en la palma. Una sonrisa lenta y devastadora asomó a sus labios.

– Nunca me habían regalado flores ni me habían hecho una propuesta de matrimonio.

El calor y la felicidad la inundaron y le devolvió la sonrisa.

– Sí, bueno, ya sabes cuánto me gusta ser la primera.

– Mi querida Catherine -dijo Andrew con los ojos colmados de amor y de pasión-, siempre lo has sido.

Jacquie D’Alesandro

  • 1
  • 49
  • 50
  • 51
  • 52
  • 53