– Te preocupa que no cuide bien de Alice…
– ¡Desde luego que no!, me preocupas tú.
– ¿Yo?
– Es muy arriesgado casarse sin amor. Yo lo sé. Es lo que hicimos Gray y yo.
– ¡Pero sois felices!
– Ahora sí, pero al principio no lo éramos. Yo no sabía que Gray me quería, y él no tenía ni idea de cuánto lo quería yo. Los dos pensábamos que para el otro era una medida temporal hasta que volviese Jack. Sé lo difícil que es vivir con alguien que crees que no te quiere.
– En nuestro caso es distinto. Yo sé que Jack no me quiere. Sigue enamorado de Pippa.
– Jack nos ha contado que tú también estás enamorada de alguien.
– Sí -dijo Ellie sombríamente.
Se hizo un silencio.
– Es Jack… ¿verdad?
Ellie se quedó helada, con la mirada clavada en la mesa y un nudo en la garganta. Levantó la mirada lentamente hasta encontrarse con los ojos de Clare
– ¿Cómo lo has adivinado?
– Por la forma de mirarlo, por la forma de decir su nombre. No te preocupes, no es tan evidente. Probablemente estoy tan enamorada que percibo cuando lo están los demás. Creo que yo también miraba a Gray así.
– No se lo dirás a Jack…
– Claro que no, es algo que solo tú puedes decir.
– Nunca lo haré -dijo Ellie con una voz inexpresiva-. Jack se casa conmigo porque cree que estoy enamorada de otra persona y que nunca le pediré nada que no pueda darme. No quiere que nadie reemplace a Pippa, y yo no voy a intentarlo.
– Ellie, Pippa no habría querido que Jack se pasase el resto de su vida añorándola. Él nunca la olvidará, pero volverá a enamorarse -se levantó y se limpió las manos en el delantal con expresión pensativa-. Pippa tenía una personalidad muy fuerte, como Jack. Quizá se pareciesen demasiado, no habría sido una relación tranquila, eso seguro. No podemos saber cuánto habrían durado una vez que terminase la pasión y tuviesen que vivir los problemas cotidianos. Jack es joven, superará la muerte de Pippa y volverá a enamorarse, pero…
Dudó, no sabía cómo decirlo. Al final fue Ellie quien terminó la frase.
– Pero, ¿no de mí?
– Quizá no, Ellie. No quisiera que te hicieses ilusiones que acabarían haciéndote daño. Creo que eres perfecta para él, pero no siempre nos enamoramos de la persona que nos conviene.
– Lo sé -dijo Ellie con amargura-. Si lo hiciésemos yo no estaría enamorada de Jack. Soy consciente de que él se puede enamorar de otra y, si lo hace, lo dejaré marchar. Nunca sabrá cuáles son mis sentimientos.
– Va a ser muy difícil -dijo con calma Clare-. ¿Estás segura de que quieres casarte con Jack sabiendo que no te quiere?
– Estoy segura. Es mi única oportunidad de estar cerca de él y tengo que aprovecharla.
Clare asintió con la cabeza, como si supiese de antemano lo que iba a contestar.
– Espero sinceramente que funcione.
– Me alegro mucho de que no te importe -dijo Ellie con un hilo de voz.
– Por supuesto que no -Clare sonrió mientras se quitaba el delantal y limpiaba las manos y la cara de Alice- Aunque me da pena no pasar más tiempo con Alice. Gray y yo vamos a echarla mucho de menos, pero tiene que ir con vosotros y formar parte de una familia. Además, nosotros también esperamos un bebé -dijo radiante.
– ¡Clare, es una noticia maravillosa!
– A nosotros nos lo parece, Gray está loco de alegría -sacó a Alice de la silla y le dio un beso-. En cualquier caso te echaremos de menos -dijo acariciando los cabellos de la niña, y miró a Ellie-. ¿Te importaría sujetarla?
– ¡Claro que no! -Ellie la tomó en un gesto cargado de simbolismo, aunque ninguna dijo nada.
– ¡Vamos! A ver dónde están los hombres.
Ellie siguió a Clare con Alice en los brazos. Salieron al jardín, donde Jack y Gray se ocupaban de la barbacoa. Ambos se volvieron cuando oyeron el ruido de la puerta. Gray se parecía a Jack, aunque era más moreno y tranquilo, tenía una sonrisa serena y un aire de dominio, pero a Ellie le pareció que algo se le iluminaba en el interior cuando vio a su mujer. No dijo nada, ni se movió, sencillamente miró a Clare y ella lo miró a él. Ellie sintió un nudo en la garganta y los ojos se le llenaron de lágrimas. ¡Si alguna vez Jack la mirara así…! Pero él estaba de pie con las pinzas de la carne en la mano y completamente inexpresivo.
Jack había notado el anhelo en los ojos de Ellie y sabía perfectamente lo que pensaba. Para ella tenía que resultar muy difícil ver a dos personas que se querían sin disimulo. A pesar de todo, no podía evitar sentirse susceptible e irritable, como llevaba sintiéndose desde que ella había salido del coche con ese vestido rojo.
Jack sabía que su mal humor no era culpa de Ellie, pero por algún motivo lo sentía como si lo fuese, y no mejoraba las cosas acunando a su hija entre los brazos y pensando en otro hombre. Cuando notó que ella lo miraba, se dio la vuelta para vigilar las chuletas.
– ¡Hola, Ellie! -en la sonrisa de Gray se mezclaban la sorpresa y la alegría-. No te veo desde hace años, ¡estás guapísima! -Gray se acercó para darle un abrazo.
Jack seguía dando vueltas a las chuletas, no quería que Ellie estuviera de ninguna forma. Quería que siguiera como siempre. Por el rabillo del ojo vio cómo ella le devolvía el abrazo. Él también podría haberla abrazado así de no haber sido por el vestido rojo.
– Siento haberme perdido tu boda, Gray. Creo que ahora te mereces más enhorabuenas… -dijo con una sonrisa arrebatadora.
¿Dónde había aprendido eso trucos femeninos?, se preguntaba amargamente Jack. ¡ Se ponía un vestido y se convertía en Mata Hari! ¿Dónde estaba la Ellie que se arrastraba por el suelo arrancando matojos y pintaba paredes sin preocuparse por su aspecto?
– Se lo estaba contando a Jack. Aunque él solo pensaba en que salieras y lo rescataras.
Ellie lanzó una mirada a Jack. Pero no daba la sensación que él esperara que ella lo rescatara de nada. Parecía como si estuviese deseando que se fuese lo antes posible. Se volvió hacia Gray y Clare.
– Me alegro mucho por vosotros. Alice agradecerá mucho tener un primo. ¿Verdad? -pellizcó la nariz de Alice.
– ¡Gih! -dijo Alice, y sonó tan claramente como un «¡sí!» que todos se rieron.
Era el día de Alice. Era muy joven y no se daba cuenta de que cumplía años, pero sabía que los cuatro mayores que estaban a su alrededor se hallaban pendientes de ella. El mal humor de Jack desapareció en cuanto se fijó en Alice. Era imposible resistirse a sus miradas y a sus juegos. Él haría lo que fuese por ella. Era el motivo por el que iba a casarse con Ellie. ¿Qué importaba si ella estaba enamorada de otro si, al fin y al cabo, se iba a quedar por Alice? Miró de soslayo a Ellie. Estaba sentada tranquilamente, se reía con las gracias de Alice y estaba radiante con su vestido rojo. Sintió un vuelco en el corazón.
Más tarde, cuando Alice se había dormido, acompañó a Ellie hasta el coche.
– Siento no haberte servido de mucha compañía -dijo para romper el silencio.
– No importa. Comprendo que estuvieses pensando en Pippa. Ha debido ser un día difícil para ti.
– No ha sido eso -dijo con sinceridad-. Desde luego que he pensado en ella, pero… no sé que ha pasado -confesó con un suspiro-. Será que hay que hacerse a la idea -miró a Ellie y le dio la sensación de que a pesar de conocerse tanto había algo oculto en ella. Siempre había pensado que Ellie era clara y diáfana, pero cuanto más la conocía, más misteriosa le parecía-. En cualquier caso, hemos pasado el primer obstáculo -dijo intentando darle un tono más ligero a la conversación-. No es que estuviera deseando contárselo a Clare, pero parece que lo acepta. Solo falta convencer a tu familia. ¿Se lo has dicho?
– Sí.
– ¿Cómo lo han tomado?
– Mamá está encantada y ya está haciendo planes para la boda. Papá no habla mucho, pero creo que está contento. Kevin y Sue también están felices, creo que fue un alivio saber que no pensaba quedarme con ellos para siempre.
– ¿Y Lizzy?
– Sospecha algo -reconoció- Sabe lo que sientes por Pippa, y me conoce. Adivinó la verdad enseguida.
Jack la miró.
– ¿La verdad?
– Que tú solo quieres una madre para Alice.
– ¿También adivinó tu verdad?
Ellie miró a otro lado.
– Ella cree que yo haría cualquier cosa por quedarme en el campo. No dije nada más.
– Entonces, ¿reconociste que había adivinado la verdad?
– No -Ellie se encogió de hombros como queriendo quitarse un peso de encima-. No me gusta mentir a Lizzy, pero sabes lo romántica que se pone con el matrimonio. Cree que solo te debes casar si estás locamente enamorada y todo es perfecto. Tuve que fingir que esa era nuestra situación.
Jack se apoyó en el coche y cruzó los brazos.
– ¿Te creyó?
– No estoy segura. Creo que no, no del todo. Claro, preguntó cuándo había pasado todo y yo dije que nos habíamos conocido mejor mientras te ayudaba con Waverley, pero me parece que no la convencí. ¡Quería saber todos los detalles!
Jack se podía imaginar la reacción de Lizzy ante la cautela de Ellie.
– ¿Qué tipo de detalles? -preguntó con picardía.
– Te los puedes imaginar -Ellie fijó la mirada en la puerta del coche-. Cómo nos enamoramos, cuándo nos dimos el primer beso, qué sentí… Ese tipo de cosas.
– ¿Qué dijiste?
Ella se atrevió a dirigirle una mirada y comprobó que los ojos le brillaban con una sonrisa oculta. Para él era muy fácil verlo como algo gracioso, pensó con resentimiento. No había estado una hora hablando con Lizzy por teléfono, oyendo preguntas a las que no podía responder.
– ¿Sobre qué? -preguntó furiosa.
– Sobre nuestro primer beso.
– Que fue maravilloso, faltaría más. No iba a decirle que no te he besado, ¿verdad?
– No, si quieres que crea que estamos apasionadamente enamorados.
– Me dijo que pensaba venir el próximo fin de semana para verlo con sus propios ojos. Ya ha dicho a mamá y a papá que hay que ir pensando en una fiesta de compromiso. Intenté explicarles que estamos muy ocupados con Waverley, pero creo que fue una pérdida de tiempo: ya están muy ocupados invitando a media provincia. Que a ellos les gusten las fiestas no quiere decir que a mí me gusten. ¿Por qué no pueden dejarnos en paz?
– Pobre Ellie -no pudo evitar reírse al ver su expresión-. Solo quieren que sea algo especial para ti. No será para tanto.
– Sí lo será. Será espantoso. No podré estar tranquila ni un minuto. Irá todo el mundo, y Lizzy nos analizará con microscopio para saber si estamos enamorados o no.
– Tendremos que estar preparados para hacer una representación convincente, ¿no?
– Y eso, ¿cómo se hace? -preguntó, preocupada todavía por el lío de la fiesta.
– Bueno… -Jack fingió meditar sobre el asunto-. Podríamos besarnos -sugirió como sin darle importancia.
– ¿Be… besarnos?
– Suele pasar en las fiestas de compromiso.
– Lo sé… pero.
– No hay inconveniente, ¿verdad?
– No, no… claro… Por lo menos… -era incapaz de explicar a Jack por qué la idea de besarlo la desconcertaba tanto.
– Si lo hay, quizá deberíamos practicar ahora -dijo Jack como si hubiese caído en la cuenta de algo.
– ¿Practicar…?
– En la fiesta tendré que besarte, y en la boda. Estaba pensando que a lo mejor era una buena idea besarte ahora para que no pareciese que nos dábamos el primer beso ese día. ¿A ti qué te parece?
Todo parecía normal y corriente, como si fuese un apretón de manos. La cara de Jack no decía nada, pero las arrugas de los ojos y las comisuras de los labios lo delataban. En ese momento Ellie no sabía si lo quería o lo odiaba por encontrar tan divertida la idea de besarla.
– No sé… -dijo envaradamente.
– Por lo menos, si alguien vuelve a preguntarte por el primer beso, podrás decir algo. No lo haré si tú no quieres.
El corazón de Ellie latía lenta y dolorosamente y su garganta estaba tan seca que apenas podía respirar. Miró a Jack con recelo, tenía miedo a que, después de todo, estuviese burlándose de ella. Estaba deseando besarlo, pero también temía lo que podría revelar si lo hacía. Antes de que respondiera, Jack hizo ademán de alejarse.
– No -dijo ella involuntariamente. Él se paró y levantó las cejas. Había anhelado ese momento durante años. ¿Iba a dejarlo escapar?-. Quiero decir… creo que tienes razón. A lo mejor es una buena idea.
Lo era, pensó ella. Si tenía que hacer el ridículo, era preferible hacerlo sola con Jack en Bushman's Creek que en una fiesta delante de media provincia.
– Sí.
La mirada burlona desapareció de sus ojos. Las palabras de Ellie le habían sonado familiares, la torpeza al hablar sobre la idea del beso le recordó que era la misma Ellie de siempre, no una desconocida con un vestido rojo.
Sin embargo, a la hora de besarla su superioridad se había desvanecido. Se sentía absurdamente nervioso. Había besado a muchas mujeres, pero no como Ellie. Ellie era diferente.
"Un Sueño Muy Real" отзывы
Отзывы читателей о книге "Un Sueño Muy Real". Читайте комментарии и мнения людей о произведении.
Понравилась книга? Поделитесь впечатлениями - оставьте Ваш отзыв и расскажите о книге "Un Sueño Muy Real" друзьям в соцсетях.