– ¿No?

– No, pero se me ocurren unos cuantos sitios en los que sí te metería mano -y sonrió mientras le bajaba a cremallera de los pantalones-. Y para que conste, otra cosa más: yo también te conozco a ti.

– Lo sé.

– Y me equivocaba al pensar lo contrario -musitó, y el sonido de la cremallera se oyó en la pequeña habitación.

Mac experimentó un escalofrío.

– Lo que importa no es lo que uno lleva puesto, sino lo que hay dentro de esa ropa.

Y al parecer, quería llegar dentro lo antes posible, porque tiró de sus pantalones y, en un abrir y cerrar de ojos, estaban hechos un montón en el suelo.

– Nada de ropa interior -murmuró, mientras sus manos tomaban la dirección de su mirada-. Me gusta.

Mac exhaló un gemido. Ya habría tiempo para juegos preliminares. El resto de su vida, si todo salía bien, pero en aquel momento necesitaba estar dentro de ella.

– Casi tanto como me gusta a mí que lleves estas cosas -contestó, metiendo la mano bajo su falda-, porque son tan fáciles de quitar.

Y de un tirón, rasgó sus bragas de seda.

– ¡Eh! -exclamó, abriendo los ojos de par en par.

– ¿Te ha gustado?

– Me ha impresionado.

– Supongo que querrás decir teniendo en cuenta que soy un buen chico, ¿no? ¿O has cambiado de opinión?

– Sigues siendo un buen chico, Mac.

– Me dijiste que te gustaría que estuviéramos juntos para siempre, aunque fuese en un pequeño apartamento sobre un bar. ¿Y qué te parecería si fuese en tu casa soñada? ¿Te vendrías a vivir a Arizona, Sam? En estos últimos días he confeccionado una lista de empresas que estarían encantadas de contar con tu talento entre sus filas, y conozco a unas cuantas personas que podrían ayudar a tu padre a empezar de nuevo. ¿Qué me dices?

Sam suspiró y sonrió.

– ¿Qué te voy a decir? ¡Pues que sí!

Mac la levantó por la cintura y con un solo movimiento, la penetró.

Por fin volvían a estar juntos, y su cuerpo húmedo le aceptó como si le perteneciera. Y era así.

– Mírame -le pidió él, y Sam clavó su mirada en aquellos ojos oscuros, aún más oscurecidos por la pasión y otras emociones más profundas que ahora ya podía atreverse a nombrar.

– Para tu información, Sammy Jo, esto no tiene nada que ver con el sexo y todo con el amor.

– Lo sé -gimió ella-. Pero no me irás a negar que, como sexo, es increíble. Mac sonrió.

– Nunca lo he hecho.

– Y para tu información, Mac… yo también te quiero.

Carly Phillips

Carly Phillips inicio su carrera como escritora en 1999, desde entonces ha publicado más de 20 novelas, que han estado entre las más vendidas en las listas más conocidas de Estados Unidos. Actualmente publica en dos sellos, Harlequín y Warner.