"Voy a jubilarme, pero les dejaré a mis lectores fieles un vistazo de lo que fue mi juventud", comenta la autora. Aunque la historia que se cuenta es de ficción, LaVyrle Spencer usó los nombres de algunas personas reales a quienes recuerda con nostalgia de la época de su niñez, entre ellos su padre, Louie Kulick. "Viví rodeada de una familia amorosa, en un pueblo pequeño y seguro; estudié en una escuela parroquial e iba a la iglesia", explica, "lo que me hizo comenzar en la vida con el pie derecho".


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